El Silencio Administrativo

¿Qué es y cómo afecta a los procedimientos?

En el ámbito del derecho administrativo, el silencio administrativo juega un papel fundamental cuando una administración pública no responde en los plazos establecidos. Este concepto está regulado en el artículo 21 de la Ley del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas (Ley 39/2015) y tiene importantes implicaciones tanto para los ciudadanos como para las administraciones. A continuación, desglosamos los aspectos más relevantes sobre el silencio administrativo.

Plazos para resolver

La ley establece que las administraciones tienen la obligación de resolver los procedimientos dentro de un plazo máximo. En términos generales, este plazo es de seis meses, salvo que una norma con rango de ley determine un periodo mayor o que así esté previsto en el Derecho de la Unión Europea. Si las normas que regulan un procedimiento específico no fijan un plazo máximo, este será de tres meses.

Silencio administrativo positivo: Regla general

En los procedimientos administrativos iniciados a instancia del interesado, el vencimiento del plazo sin haberse notificado una resolución expresa tiene como consecuencia que el interesado pueda entender estimada su solicitud. Es decir, si la administración no se pronuncia dentro del plazo, la solicitud se considera aprobada por silencio administrativo positivo.

Excepciones a la regla del silencio positivo

Existen excepciones donde no se puede aplicar el silencio administrativo positivo, como en los siguientes casos:

  • Derecho de petición del artículo 29 de la Constitución Española.
  • Procedimientos que conlleven la transferencia de facultades relativas al dominio público o servicios públicos.
  • Actividades que puedan causar daño al medio ambiente.
  • Procedimientos de responsabilidad patrimonial de las administraciones públicas.
  • Procedimientos en los que se impugnen actos o disposiciones administrativas.
  • Procedimientos de revisión de oficio iniciados a solicitud de los interesados.

Silencio administrativo negativo en procedimientos iniciados de oficio

En los procedimientos administrativos iniciados de oficio por la propia administración, aunque esta sigue estando obligada a resolver, el silencio administrativo puede tener efectos negativos. Esto ocurre en aquellos casos donde la estimación del silencio podría reconocer un derecho o situación jurídica individualizada, lo que sería desfavorable para la administración. En estos casos, el silencio administrativo tendrá efectos desestimatorios.

Acreditación del acto administrativo presunto

Cuando ocurre el silencio administrativo, la existencia de un acto administrativo presunto (ya sea positivo o negativo) puede ser acreditada por cualquier medio de prueba admitido en derecho. Esto impide que la administración pueda ocultar el incumplimiento de su obligación de resolver de manera expresa.

El artículo 24.4 de la Ley 39/2015 permite probar la existencia de un acto administrativo estimatorio como consecuencia del silencio administrativo a través de un certificado acreditativo del silencio producido. Este certificado debe ser expedido de oficio por el órgano competente en un plazo de quince días tras la expiración del plazo máximo para resolver. Además, el interesado puede solicitar este certificado en cualquier momento.

Conclusión

El silencio administrativo es una herramienta que protege a los ciudadanos frente a la inacción de las administraciones públicas, garantizando que los procedimientos no queden indefinidamente sin respuesta. Conocer los plazos, las excepciones y la manera en que se acredita un acto administrativo presunto es clave para poder hacer valer los derechos en cualquier proceso administrativo.

En Mconsulting Safor, en Oliva, estamos a tu disposición para asesorarte en procedimientos administrativos y ayudarte a entender cómo te afecta el silencio administrativo en cada caso concreto. No dudes en contactarnos si necesitas asistencia.

Defectos ocultos en un vehículo: La justicia le da la razón al comprador

La compra de un vehículo usado puede convertirse en una experiencia frustrante si el vehículo adquirido presenta defectos ocultos. Un reciente fallo de la Audiencia Provincial de Balears ha vuelto a poner de manifiesto la importancia de la protección del consumidor en este tipo de transacciones y ha establecido un precedente relevante en materia de compraventa de vehículos.

En este caso concreto, una mujer adquirió un Mini Cooper R-56 que, a simple vista, parecía estar en buen estado. Sin embargo, poco después de la compra comenzaron a surgir una serie de problemas mecánicos graves que ponían en duda la fiabilidad y seguridad del vehículo. A pesar de que la vendedora había garantizado que el coche se encontraba en perfecto estado, la realidad era bien distinta.

La decisión judicial

La Audiencia Provincial de Balears, tras analizar las pruebas presentadas, concluyó que los defectos detectados en el vehículo eran de tal gravedad que invalidaban la garantía otorgada por la vendedora. Además, el tribunal consideró que estos defectos impedían el uso normal del coche y que su reparación resultaba económicamente inviable en relación con el precio de venta.

Las implicaciones del fallo

Este fallo judicial tiene importantes implicaciones para los consumidores que adquieren vehículos de segunda mano:

• Defectos ocultos: Confirma que los vendedores están obligados a informar de cualquier defecto oculto que pueda afectar al funcionamiento o seguridad del vehículo.
• Garantía: La garantía ofrecida por el vendedor debe ser real y efectiva, y no puede utilizarse para ocultar defectos importantes.
• Resolución del contrato: En caso de que se detecten defectos ocultos que hagan el vehículo inservible, el comprador tiene derecho a resolver el contrato y recuperar el precio pagado.
• Indemnización: Además de la devolución del precio, el comprador puede tener derecho a una indemnización por los daños y perjuicios sufridos.

Recomendaciones para los compradores

A la luz de este fallo, es recomendable que los compradores de vehículos usados tomen las siguientes precauciones:
• Pedir una Informe de antecedentes del vehículo.
• Revisión mecánica: Antes de formalizar la compra, es fundamental que el vehículo sea revisado por un mecánico de confianza.
• Contrato por escrito: Es importante formalizar la compraventa mediante un contrato por escrito en el que se especifiquen las características del vehículo y las condiciones de la garantía.
• Guardar todas las facturas: Las facturas de las reparaciones pueden ser una prueba valiosa en caso de futuros problemas.
• Acudir a una gestoría a ralziar la transferencia.

Conclusión

Este fallo judicial es una victoria para los consumidores y demuestra que la justicia está dispuesta a proteger sus derechos. Los compradores de vehículos usados deben ser conscientes de sus derechos y no dudar en reclamar si se sienten engañados.